Argumento:
empieza la película en Portugal, en la actualidad de 2012, y sale un
letrero que dice «Paraíso perdido». Hay una mujer mayor, Aurora,
muy enérgica e independiente, acostumbrada a hacer su voluntad, pero
también algo despistada de la cabeza. Aurora fallece, pero poco
antes ha mencionado a un tal Ventura, que a nadie le suena y de quien
nadie sabe nada.
Cuando
lo encuentran, Ventura es también un señor muy mayor y muy
aficionado a la charla que cuenta una historia. La historia que
cuenta, que también vemos, es la segunda mitad de la película,
llamada sencillamente «Paraíso». Esta parte está contada como
una película muda. Vemos a los personajes moverse y hablar entre
ellos, pero el diálogo nunca se oye, sólo la narración en off de
Ventura. Es la historia de amor entre Aurora y Ventura, más
jóvenes, en África, en los años sesenta, al final de la época
colonial, a espaldas del marido de ella.
Qué:
la película abarca más cosas. Entre otras, contrapone la fea
realidad y su recreación bonita e idealizada, Portugal y África, la
actualidad de 2012 y los años sesenta, la memoria y su invención,
los recuerdos ciertos y los fantaseados, la certeza y la nostalgia,
la juventud y la decrepitud, la ilusión y su evocación.
Una
de las muchas virtudes de la película es la mención explícita al
paraíso y al paraíso perdido, porque todo en el Tabú de
2012 de Miguel Gomes homenajea a otra película. Se trata de Tabú
de 1931 de F. W. Murnau, que también contaba una historia de amores
difíciles y se dividía en dos partes, allí situadas al revés,
paraíso y paraíso perdido.
De
quién: en la década de los años 2010, el portugués Miguel Gomes
rodó también su personalísima versión de Las mil y una noches.
Una fantasía, muy libremente inspirada en la estructura del libro
clásico, que se estrenó en cines en tres partes a lo largo de 2016
para hacer asimilables sus seis horas de duración.